Unas veces con lentitud y, otras, con descaro, se va imponiendo el peor conservadurismo en Europa, el que, no contento con no progresar, se ufana en aplicar políticas y doctrinas regresivas que, en la mayor parte de las ocasiones, suponen recortes de derechos. Una ley holandesa de 2005, aplicada en la ciudad de Maastricht, prohíbe a los coffe-shops vender drogas blandas a los extranjeros. Ahora, el Tribunal de Justicia de la UE, ha validado dicha ley, argumentando que los países miembros pueden restringir ciertos derechos para preservar el orden y proteger la salud. Sin entrar a valorar la dudosa eficacia de tal medida, el espaldarazo del Tribunal europeo a dicha norma jurídica supone, en cierto modo, el regreso al antiquísimo principio de personalidad del Derecho, cuando a los extranjeros se les aplicaba el Derecho del territorio del que eran naturales y no el del territorio que pisaban. El aval jurídico del Tribunal europeo abre la puerta a que, en un futuro, cada país de la Unión pueda excluir a ciudadanos comunitarios de su Derecho nacional. Así, por ejemplo, España podría acabar de un plumazo con el turismo alcohólico en Levante, Costa Brava o Baleares, vendido como paquete promocional en agencias de viajes británicas o alemanas.
© Francí Xavier Muñoz, 2010
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
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