jueves, 21 de julio de 2011

MI OPINION | De la literatura a la política

Publicado en: DIARIO PÚBLICO

Ha dimitido, por fin, uno de los políticos más excesivos y extraños de nuestra joven democracia. El expresidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, era sin duda el político en activo con menos sentido del ridículo que había, aunque ya no nos harán sonrojarnos sus declaraciones pomposas y barrocas. Con su dimisión forzada salen ganando la democracia, las instituciones, los valencianos y los españoles en su conjunto. Sin embargo, fiel a su estilo, no podía despedirse de otra manera, con una comparecencia manipulada y su habitual falta de respeto al derecho a la información de los medios y ciudadanos libres a los que él tanto se jactaba de defender con su retórica hipocresía. En algún momento se tendría que plantear en este país algún tipo de límite a la torticera utilización que algunos gobiernos autonómicos hacen de sus plataformas mediáticas públicas, pagadas con dinero de todos los contribuyentes. Camps, en un discurso casposo, como de otra época, elevó el orgullo de ser valenciano a la categoría de la perfección y la excelencia de España y Europa, menospreciando así a todo el país y al continente entero. Él, que se comparaba con Juan sin miedo, dio ayer muestras de haber entendido y aceptado que, al final, ha terminado por parecerse a Juan sin Tierra.

© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III

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