Publicado en EL DIGITAL DE CASTILLA-LA MANCHA el 08-03-2012
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El Gobierno de España repite machaconamente el eslogan de que su reforma laboral es la del empleo, aunque a renglón seguido el mismo Gobierno prevé para este año unos 600.000 parados más. Pocas veces se ha mentido tan descaradamente en nuestra reciente democracia, si bien es verdad que la mentira es una práctica habitual en parte de nuestra clase política desde, al menos, principios del siglo XIX. Alega el Gobierno que su reforma aumentará los contratos indefinidos pues crea para las empresas de menos de 50 trabajadores un contrato indefinido con un año de período de prueba en que se podrá despedir sin causa ni indemnización. Este contrato no es más que un “indefinido de duración determinada a un año”, que se suma a los “contratos indefinidos de duración indeterminada” (ordinarios y de fomento) y a los “temporales o de duración determinada”, ampliando a tres las modalidades genéricas de contratación. El objetivo no declarado pero evidente de esta reforma laboral no es otro que permitir el ajuste duro de las plantillas en las empresas, a las que un paro desbocado favorece su competitividad por la vía de bajos salarios y contratación sumergida. Y un paro ya muy desbocado favorece también un ajuste duro de inmigración irregular. Y si no, al tiempo.
© Francí Xavier Muñoz, 2012
A babor y a estribor
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. IV
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