Publicado en EL DIGITAL DE CASTILLA-LA MANCHA el 02-03-2012
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La tercera y última de las sentencias contra el exjuez Baltasar Garzón, que lo exonera de prevaricación en los procesos contra los crímenes del franquismo, demuestra que los tres procedimientos contra él conformaban una estrategia de acoso y derribo, encaminada a sentenciarlo y expulsarlo de la carrera judicial por alguno de los tres sumarios. Se adelantó el de las escuchas a los abogados de la trama Gürtel, que motivó rápidamente la expulsión de Garzón de la judicatura. La prescripción del delito en el caso de los cursos en EE UU ya era un hecho probado antes de iniciar el proceso. Quedaban los juicios incoados por los crímenes del franquismo y aquí el Tribunal Supremo se enfrentaba a la indignación y al desprestigio en el ámbito internacional, algo que los veteranos magistrados no estaban dispuestos a tolerar. Qué extraña rapidez para iniciar este proceso judicial y qué extraña rapidez para sentenciar casi al mismo tiempo que los otros dos procedimientos y, sobre todo, antes de que la ola de solidaridad internacional con Garzón acabara por empapar las togas del Tribunal Supremo. Es posible que a esta sentencia absolutoria haya colaborado el sano ejercicio democrático de acatar pero no compartir en voz alta la única sentencia condenatoria contra Garzón.
© Francí Xavier Muñoz, 2012
A babor y a estribor
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. IV
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