martes, 15 de julio de 2014

memoria en corto | ya formas parte de mí, nico

La semana pasada se marchó definitivamente quien fue mi mejor amigo durante quince años. Se va con él una parte imborrable de mi vida, marcada para siempre por su amistad. Hacía unos años que ya no teníamos contacto y la vida no nos quiso dar otra oportunidad. El domingo seis por la noche fue la última vez que hablé de él a unos amigos, en una discoteca, recordando noches bailando con él en Madrid y en Guadalajara. Adiós, Nico. Ahora se cierra de verdad una etapa de mi vida y tu impulso, tu ilusión, tu alegría, y esa infinidad de recuerdos que se me agolpan, irán desgranando retazos de textos que irán emergiendo poco a poco de mis manos. Sabes que no puedo ir a tu entierro por las incomprensiones de tu familia, aunque por otro lado, mejor así, porque mantendré frescos todos los recuerdos vivos que tengo de ti, y que no empañarán las imágenes tristes de un funeral.



Allá donde estés, vuela alto, Nico, como decía Julio Iglesias, que tanto te gustaba y, especialmente, esta canción:






Estas noches en que sigo recordando tantos y tantos momentos, sobre todo tantas y tantas madrugadas,, he sonreído y llorado al mismo tiempo porque me queda la complacencia de saber que, conmigo, Nico fue muy feliz. Apenas discutimos alguna que otra vez, pero al rato se nos pasaba. Sus ausencias eran paréntesis que él marcaba para recuperarse de sus frustraciones o tiempo que me daba para vivir mis romances o iniciar mis relaciones. Pero ahora me doy cuenta que las decenas y decenas de noches que pasó aquí en Madrid conmigo, bailando sin parar, fueron las más felices de su vida. Me queda esa satisfacción: saber que aquí, conmigo y mis amigos, se olvidaba de todos sus problemas. Tantas noches en Pasapoga, Cool, Ohm, Weekend, Pacha, Joy Eslava... y en los after hours, sobre todo el Queens... Esa música house que nos envolvía... Luego, en la semana, a trabajar, que nunca le faltó trabajo aquí en Madrid... También tengo los recuerdos de más de trescientos días trabajando con él en su casa, y otras tantas noches de juerga allí en Guadalajara, en nuestros años veinte, tan jovencitos... No creo que con nadie acumule tantas vivencias en veinte años de amistad, quince de ellos, íntima... Después de mi abuela, es el golpe más duro que recibo pero, al igual que con ella, irán emergiendo recuerdos y recuerdos que lo mantendrán siempre vivo... Nunca dejó de ser mi amigo, a pesar de las distancias temporales que imponía de vez en cuando. La última fue la más larga, y ya la definitiva, pero así era él y yo nunca me enfadaba... Siempre me decía lo mismo cuando me volvía a llamar por teléfono : "lo que más me gusta de ti es que siempre contestas como si hubiéramos hablado ayer mismo... ¿cuándo quedamos? ". Yo llevaba años esperando esa nueva llamada, que no llegó, pero nunca me enfadé... Jamás pude enfadarme con él, aunque me dio quebraderos de cabeza. Yo lo quería incondicionalmente, como se quiere a los verdaderos amigos. Y le seguiré queriendo igual... Hasta siempre, Nico... Formas parte ya de ese rincón del corazón donde reposan las querencias permanentes...



El Réquiem de Mozart se reserva para las grandes personalidades. Tú has sido mi mejor amigo durante muchos años, el más grande que he tenido nunca y no creo que vuelva a tener un amigo como tú. Por eso, estos días, me refugio en mi habitación escuchando el Réquiem de Mozart, para una gran personalidad como tú...






En verano, siempre escucho a menudo el disco "Calor", pero hoy especialmente, después de estar otra noche sin dormir, escucho esta canción, que tantos recuerdos me trae de Nico, cuando Julio sacó este disco y no parábamos de escucharlo aquel verano de 1992, en su casa, en los coches... Casi a todas horas.






Llevaba años escuchando poco a Julio Iglesias, quizás una vez a la semana, y eso que tengo 30 discos de él. Hace años, lo escuchaba todos los días un rato, porque me gusta mucho, aunque tengo una discoteca muy amplia y ecléctica, como quizás en el fondo soy yo, y esa discoteca se está ampliando con cantantes nuevos. A Nico también le gustaba muchísimo Julio, dentro de su discoteca también variada. Ahora, desde que Nico se ha ido, todos los días me despierto y escucho a Julio Iglesias hasta que me centro un poco en lo que tenga que hacer. Se está convirtiendo en mi punto de conexión diario con Nico, y eso me hace respirar mejor. "Bamboleo, cabello viejo" era otro de los temas que nos desataba a cantar y a bailar, y no teníamos empacho, en aquel año de 1989, de pedir "Bamboleo" en las discotecas de verano, como La Fuensanta, en Horche. 






Después de la tarde de ayer, de reencuentros, de memoria compartida, y después de otra noche mala, hoy me enfrento a otro día más en que recuerdo a Nico en momentos intensos, pero hoy con Elton John de fondo, otro de los grandes monstruos de la música que le fascinaban y del que me dejó un par de discos. Y, especialmente, le recuerdo con esta canción, Believe, con la que tanto nos identificábamos..






Me están pasando cosas esta semana, lo sabes... Retomar con intensidad e intimidad la amistad con amigos y amigas que te conocieron, amistades que tenía un poco acomodadas a la vieja costumbre de hablarse o verse de año en año... Recuperar alguna veterana amistad que se había perdido en la distancia y en el tiempo... O llegar hoy a casa, abrir el buzón, y encontrar una carta dirigida a ti por esa entidad bancaria de la que te hiciste cliente cuando viviste aquí en Madrid, a mi lado, durante aquellos dos años inolvidables. Esa entidad bancaria no te escribía desde hace años y, hoy, precisamente el día en que tiene lugar tu misa de novenario (a la que tampoco asistiré por lo que tú ya sabes), vuelve a escribirte para informarte que han cambiado de director. Guardaré esa carta como recuerdo de tu vida aquí en Madrid, a mi lado, en ese buzón donde escribimos tu nombre y que se ha mantenido hasta hace bien poco. No lo borramos nunca, aunque te marchaste hace ya diez años, hasta que la comunidad instaló buzones nuevos. Como nunca te borraré de mi memoria, mis recuerdos y mis vivencias, porque estás incrustado en mi pasado y pervivirás en mi futuro, y porque sé que nunca más volveré a tener un amigo como tú. Las edades ya no son las de entonces y las circunstancias son distintas y lo que tú y yo vivimos, que fue único, será ya irrepetible con nadie....



A partir de hoy, mi recuerdo de ti será íntimo y privado. Estos días ha sido inevitable hacerlo público pues el inmenso dolor me hacía necesario compartirlo, sobre todo con quienes no te conocieron. Ellos tienen que saber que tú me enseñaste a conducir, quitándome el miedo a la velocidad. Cada vez que acelero el coche para salir de estampida, cuando es necesario, te veo a mi lado enseñándome a hacerlo. Eso era así siempre, antes de ahora también... Casi todo lo que sé de hostelería me lo enseñaste tú, durante esos tres o cuatro años que trabajé en tu casa todos los fines de semana. Compartíamos la pasión por la política, aunque tú leías el ABC y yo EL PAIS. Eso nos unía más aún. Compartíamos la pasión por la música, por bailar, por las discotecas... Compartíamos la pasión por la ropa. Nos la intercambiábamos tantas veces... La pasión por los perfumes. La pasión por los coches. La pasión por los negocios, aunque al final, nunca cumplimos el sueño de entablar uno juntos. Teníamos una química especial. Siempre recordaré aquel día que cambiamos de teléfono móvil, sin haberlo comentado, y cuando nos vimos, sacamos los dos el mismo modelo, un Ericsson amarillo. O cuando, más aún, descubrimos un día que teníamos el mismo PIN para todo. Estos días he querido que se entendiera que veinte años de recorrido con tu alma gemela no se pueden doler en un solo día. Ahora te seguiré recordando junto a quienes, por ti, he retomado, he recuperado y he descubierto. Una de mis vidas la compartí toda contigo, esa es la etapa que se cierra ahora, que recordaré muchísimas veces y contaré a quien quiera escucharla, como hacía Julio Iglesias en esa canción que tanto nos emocionaba... Hasta siempre, Nico....








No hay comentarios:

Publicar un comentario