http://www.nuevatribuna.es/opinion/franci-xavier-munoz/
http://www.ecorepublicano.es/2014/10/el-virus-rajoy.html
Parece que no solo el hombre es el único animal capaz de tropezar dos
veces en la misma piedra. También los partidos políticos, conjunto de animales -supuestamente
racionales- son capaces de encumbrar y sostener al líder que tropieza dos veces
en la misma piedra. Este es el caso de nuestro presidente de Gobierno, Mariano
Rajoy, y del Partido Popular. Siendo vicepresidente y portavoz del Gobierno,
allá por noviembre de 2002, Rajoy presidió un gabinete de crisis de once
ministerios con ocasión del hundimiento del Prestige en las costas gallegas,
del que la mayoría de los ciudadanos tenemos muy ingrato recuerdo, por la
descoordinación, falta de información y decisiones equivocadas que se tomaron,
que expandieron el problema con nefastas consecuencias para el medio ambiente. Por
cierto, de aquélla catástrofe ningún alto miembro del Gobierno central asumió
con el tiempo responsabilidades políticas. Solo fue destituido Fernández de
Mesa, delegado del Gobierno en Galicia, recompensado por Rajoy ocho años
después con la dirección general de la Guardia Civil.
Un
colega de Rajoy de aquel infausto Gobierno, Federico Trillo, a la sazón
ministro de Defensa, gestionó seis meses después, en mayo de 2003, el peor accidente
militar de nuestra Historia reciente, el del avión Yak42, como si de una
película de terror se tratara, sometiendo a las familias de las víctimas a una
macabra -por errónea y precipitada- identificación de muchos cadáveres,
familias que tuvieron que soportar el desenterramiento de los cuerpos que
velaron equivocadamente durante meses. De aquel desastre tampoco ningún alto
miembro del Gobierno asumió responsabilidades políticas, que derivaron en
oficiales del Ejército.
Menos de un año más tarde, marzo de 2004, Madrid sufrió el peor
atentando terrorista de la
Historia de España, con casi doscientos muertos y unos dos
mil heridos. En la mente de casi todos los españoles estuvo la participación de
nuestro país en la segunda Guerra de Irak, a la que nos abocó el presidente de
Gobierno de cuyo nombre no quiero acordarme, a pesar de que la sentencia
judicial no recogió expresamente esta causa para exculpar a aquel Gobierno
–como a cualquier otro- de responsabilidad en los homicidios.
En
estas tres catástrofes, nuestro actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,
ejerció de vicepresidente y portavoz de aquellos ejecutivos; muy a su pesar,
deducimos hoy, dadas las escasas comparencias y ruedas de prensa que prodiga
nuestro Presidente. Llegamos a octubre de 2014, a trece meses del
final de la legislatura, y con Rajoy otra vez en La Moncloa y el PP otra vez
en el Gobierno, los españoles sufrimos el conato de algo que puede convertirse
en una catástrofe sanitaria de consecuencias impredecibles pero terribles: el
virus del ébola. Todo, por ese especial empeño que le ponen los gobiernos del
PP en empeorar todo aquel siniestro que puede empeorarse.
La
pregunta que hay que hacerse, entonces, es la siguiente: ¿está la derecha
española incapacitada para gestionar grandes accidentes, catástrofes naturales
o sanitarias? ¿O es una generación concreta de políticos de centro-derecha la
que demuestra, una y otra vez, su incompetencia en la gestión de grandes crisis
ministeriales? Me vienen a la cabeza otros desastres gestionados por la derecha
española: el síndrome del aceite de colza en 1981, el vertido de los residuos
tóxicos de Boliden en Aznalcóllar en 1998, la crisis de las vacas locas en
2000, el accidente del metro de Valencia en 2006… En todos estos casos, y en
los anteriores, la gestión de la derecha se ha caracterizado por la
improvisación, la falta de control, el escaso rigor empleado en el primer
enfrentamiento al problema, los errores en las primeras tomas de decisiones, la
desorientación en la información transmitida a los medios y a la población -con
el consiguiente alarmismo- cuando no la simple y llana mentira a la ciudadanía.
En
el caso actual del contagio del virus del ébola a la enfermera Teresa Romero,
más allá de las posibles causas o fallos de dicho contagio, lo que está
transmitiendo pánico a la sociedad es la nefasta gestión ministerial de esta
crisis sanitaria, por la descoordinación permanente entre autoridades centrales
y autonómicas, por la falta de comunicación a la ciudadanía, por la ausencia de
protocolos rigurosos para la atención de posibles pacientes infectados, y por
la falta de prevención estricta de riesgos laborales en el personal sanitario.
Todo un caos que está siendo retransmitido al mundo entero, vía Internet,
aunque diga Rajoy que le dicen sus colegas europeos que lo está haciendo todo
muy bien. Ya sabemos que el Presidente practica el estilo del avestruz:
mantenerse en pie escondiendo la cabeza.
Si
al Ministerio de Sanidad le falta ahora una cabeza visible, como dice el
diputado de IU, Gaspar Llamazares, a la Consejería de Sanidad de Madrid le sobra un
prepotente y despectivo gestor político, Francisco Rodríguez, que solo acierta
a culpar a Teresa Romero de su infección y a los sanitarios de no saber
manipular el traje protector contra el ébola. Este cráneo privilegiado, que
diría Valle-Inclán, ya fue expedientado en los años noventa por una mala
gestión en las Urgencias de un hospital madrileño. Toda una medalla para el
puesto que ocupa.
La
opinión mayoritaria en mi entorno es que el error se cometió al repatriar a los
misioneros infectados de ébola. Y la mía, también, máxime teniendo en cuenta
que estos religiosos querían seguir en sus misiones. ¿Acaso no era posible
fletar uno o dos aviones-hospitales con los medios y el personal adecuado, que
pudieran tratar a los enfermos en el lugar del contagio? ¿O construir un
hospital de campaña en algún punto intermedio entre ambas misiones de países
limítrofes, Sierra Leona y Liberia? ¿Acaso no se trasladan y levantan este tipo
de hospitales en catástrofes naturales a las que acude el Ejército español en
ayuda humanitaria? ¿Es que no se podía contar in situ con la ayuda y la experiencia de tantos médicos y
cooperantes que llevan años enfrentándose al ébola en África?
La
decisión que tomó el Gobierno de Rajoy de repatriar a los misioneros españoles
ha sido de una irresponsabilidad extrema y gravísima porque, creo, había medios
suficientes –sanitarios y militares- para tratarlos en origen. ¿Tuvo algo que
ver en esa arriesgadísima decisión la manifestación contra el aborto que había
convocada en Madrid un mes después de la primera repatriación, a la que
presumiblemente acudirían algunos obispos? ¿Por qué, en el último momento, el
papa Francisco prohibió a los prelados acudir a dicha manifestación?
Si
la decisión de Rajoy de acercarnos el ébola en lugar de alejarlo ha sido torpe
o interesada, el tiempo lo dirá. Desde luego, la gestión posterior del contagio
de Teresa Romero ha sido nefasta e indecente, pues los españoles no nos
merecemos una ministra que no toma la palabra en una rueda de prensa; ni
siquiera nos merecemos que, las pocas veces que la toma, se trastabille
constantemente. La ministra Ana Mato debe dimitir por incompetencia y cobardía
manifiesta. Pero, además, si de la ocurrencia de este Gobierno se deriva una
epidemia de ébola en España que se pueda convertir en una pandemia europea, la
inmensa mayoría de los españoles estamos obligados a salir a la calle a exigir
la dimisión de dicho Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas. Dijo
Rubalcaba hace diez años que “los españoles no se merecen un Gobierno que les
mienta”, a lo que yo añadiría… “ni que les ponga en peligro”. Si el ébola se
expande, los días del Gobierno de Rajoy deben estar contados.
Así es, como Francí nos lo ha contado. Y aún es demasiado suave con estos chafalleiros...
ResponderEliminarMagnífico artículo compañero y amigo Francí.
ResponderEliminarY su último párrafo sublime. Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Si el ébola se expande debemos de exigir la dimisión del Gobierno en pleno en la calle y la convocatoria de elecciones anticipadas. Si el ébola se expande los días del Gobierno Rajoy deben de estar contados.
Un abrazo amigo Francí y gracias por hacernos llegar tus muy bien documentados artículos de opinión.
Me gusta mucho, sobre todo porque traes a colación tantos acontecimientos que a la gente-me incluyo- se le olvidan. Tener memoria política es muy importante, en un tiempo con tanta corrupción y que se intenta tapar tanto. En fin...al parecer la cosa no va a ir a más porque ha sido tanta la alarma que hasta ellos corren peligro. Supongo que por eso se habrán puesto las pilas, porque han visto las orejas al lobo. En todo lo demás como no les toca...pueden pasar...un virus no entiende de clases ni de cargos...se han asustado...me alegro.
ResponderEliminarLa gran hipocresía de este mundo es que occidente se ha puesto las pilas para tener una vacuna porque ahora les llega el turno a ellos. Mientras mueren los negritos de áfrica, a nadie le importa...