Sonreí aquel día que la vi pasar
cruzando solitaria las estancias
de mi casa dormida junto al mar.
Soñando cuando dormía la vi,
abrazando mi tierra, besando
los surcos del velero de mi amor.
Navegué aquella noche las entrañas
de la soledad y el silencio estranguladas.
Volví a caer en su negro encanto,
en su mirada fija de oscuros
sentimientos y llantos olvidados.
Navegué también aquella noche
los arrecifes de la soledad
y del silencio zozobrados.
Naufragué en su oscuro ángel,
en su mirada fija de confusos
sentimientos y lágrimas sonoras.
Ahora que amanece en el balandro
mi pintura vuelve a oler sus pasos.
Cuando se haya ido, cuando ya no vuelva,
mi casa volverá a albergar
en sus estancias
marcos, óleos y pasteles
de su imagen sola, reflejada y clara.
© FRANCÍ XAVIER MUÑOZ 1990
La estancia del mate. Poemario
I
Joe, vaya melancolía !
ResponderEliminarHace tiempo que no me dan esos sentimientos, recuerdos me trae este poema, eso si
que bonito
ResponderEliminarse me caen lágrimas de emoción, es un poema realmente precioso
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