Publicado en
A
dos días de las elecciones municipales y autonómicas, todas las encuestas
coinciden en vislumbrar un escenario político novedoso, por la entrada en las
instituciones de dos nuevas formaciones políticas, Podemos y Ciudadanos, que
vendrían no solo a resquebrajar el bipartidismo imperante desde 1982 sino,
además, a sustituir a otras dos formaciones políticas, IU y UPyD, que en los
años de la crisis económica no han sabido capitalizar adecuadamente las nuevas
demandas políticas de los ciudadanos perjudicados y hastiados por dicha crisis
y sus soluciones. Cuando en 2011 escuchábamos a dirigentes del PSOE y del PP
pedir al 15-M que se organizara políticamente, pocos sospechábamos que una gran
parte de dicho movimiento daría el salto a la política tres años después y
concurriría a las elecciones en un nuevo partido, Podemos, que ha suscitado el
interés de una parte del centro-izquierda, decepcionada con las acciones de
gobierno del PSOE y con la vocación de oposición sempiterna de IU. Sin embargo,
aquella demanda de articulación política para el 15-M era solo una pose más de
quienes estaban acostumbrados a gestionar el poder político en solitario en los
últimos treinta años, pues en cuanto Podemos entró en el Parlamento Europeo
saltaron todas las alarmas y el tripartito (PP-PSOE-IBEX35) puso en marcha toda
la maquinaria mediática necesaria para desinflar el fenómeno Podemos. Desde la
recuperación de la democracia en 1977 no se había visto un ataque frontal
contra un partido político como el que se ha desplegado contra Podemos. Ni
siquiera el CDS de Suárez o el PRD de Roca suscitaron tanta atención y
preocupación de los poderes político, económico y mediático. Sin embargo, éstos
no se han quedado quietos viendo cómo sus ataques, en lugar de debilitar,
fortalecían a Podemos, y a pocos meses de las elecciones municipales y
autonómicas, según algunos analistas, dichos poderes han alentado la expansión
territorial de Ciudadanos, el Podemos de derechas que demandaba el presidente
del Banco de Sabadell. Claro que también hay analistas que ven la sombra del
PSOE detrás de dicha expansión.
Sea
como fuere, el caso es que quienes creemos en el pluralismo político como valor
superior del ordenamiento jurídico y, por tanto, en el artículo 1 de la Constitución
Española , estamos de enhorabuena, pues nada de pluralista
tiene el bipartidismo PP-PSOE que nos ha gobernado a los españoles desde 1982.
En el fondo, la crisis política derivada de la crisis económica ha aflorado una
masa crítica de votantes que antes se abstenían o cambiaban de bipartito cuando
se enfadaban con el Gobierno de turno. Esa masa crítica no votaba a otras
opciones políticas que, por otro lado, tampoco tenían el suficiente empuje ni
la necesaria financiación para hacerse notar en la escena política y mediática
estatal. Lo sorprendente de la nueva situación es cómo un gran movimiento
social, el generado en torno al 15-M, se ha articulado finalmente como partido
político en Podemos, gracias a la indignación y a la donación masivas, y cómo
otro partido ya existente, Ciudadanos, ha recabado en tiempo récord la
financiación necesaria para expandirse de Cataluña a toda España y, además,
para concurrir a las muy complejas elecciones municipales y autonómicas.
Podemos y Ciudadanos son, sin duda, dos fenómenos políticos y sociales que
llenarán muchas páginas de sesudos estudios
y análisis, pues creo que a todos nos ha sorprendido la rápida e
inesperada puesta en marcha de sus proyectos, con una inusual acogida entre los
electores. Quizá todo se deba, como dicen algunos, a la profundísima brecha que
se ha abierto entre los españoles de bien y sus representantes políticos
tradicionales. Otros dicen, sin embargo, que tanto detrás de Podemos como de
Ciudadanos están los mismos de siempre, es decir, los poderes fácticos
tradicionales que, ahora, habrían decidido recambiar a PP y PSOE, partidos que
ya no sirven para el mantenimiento del sistema, pues no son receptivos a las
nuevas demandas políticas de una ciudadanía que ha despertado del letargo y ha
descubierto cosas que no sabía.
Sin
embargo, aunque el panorama político que se abre actualmente sea novedoso, no
es en modo alguno nuevo, pues 2015 supone de alguna forma el regreso a 1977,
entre otras fechas históricas, ya que en las elecciones de aquel año, las
primeras democráticas después de una larguísima dictadura, cuatro formaciones
políticas de ámbito estatal se hicieron necesarias e importantes para el
devenir político: UCD, PSOE, AP y PCE, ocupando cada una de ellas el espacio
ideológico más representativo a la izquierda (PCE), a la derecha (AP), al centro-izquierda (PSOE) y al
centro-derecha (UCD); un esquema muy parecido al de 2015, aunque salvando las
distancias entre un momento histórico y otro, pues en 1977 las diferencias
ideológicas eran más acusadas que ahora. Además, en 2015 seguimos contando, de
momento, con otras dos formaciones políticas de ámbito estatal, IU y UPyD, que
vendrían a completar un escenario político más parecido al de los países
centrales y nórdicos de Europa que a los mediterráneos.
Pero nos podríamos remitir a otros períodos históricos en los que las
preferencias políticas de los españoles se dispersaron entre varios partidos,
como ocurrió durante la Segunda República
o en la segunda mitad del siglo XIX, cuando del Partido Moderado se desgajó la Unión Liberal , y del Partido
Progresista se desgajó el Partido Demócrata. También durante la Restauración
canovista, de 1876 a
1931, hubo más de dos partidos en las Cortes, aunque solo dos, el Conservador y
el Liberal, se repartieron los sucesivos gobiernos mediante un sistema
electoral amañado que conformaba los resultados según las necesidades de
Gobierno para uno u otro partido.
Creo que los españoles, como en otras ocasiones de nuestra Historia,
hemos decidido recuperar la centralidad política, no entendiendo como tal la
manifestación partidista de una tercera España situada en la moderación y en el
centro ideológico, que ya existía
incluso en el siglo XIX y que daba las victorias electorales a liberales
conservadores o a liberales progresistas -según hubieran gobernado unos u
otros- y que también apoyaba, bien un golpe de Estado conservador, bien un
pronunciamiento militar progresista, según esa tercera España moderada y centrada
entendía que fuera necesario un giro hacia un lado o hacia el otro.
Se puede entender la
centralidad política como la recuperación de los valores higiénicos
democráticos que “centran” el sistema político, es decir, que lo rescatan de la
desidia o la corrupción extremas al que lo conducen fuerzas políticas hegemónicas,
acostumbradas durante años o décadas a monopolizar el juego político. De esta
manera, la centralidad no sería tanto la vuelta al centro como sí la ruptura de
la bipolaridad derecha-izquierda que capitalizaban PP y PSOE. Devolver la
centralidad al sistema político sería algo así como librarlo de quienes lo han patrimonializado
en beneficio de intereses particulares o partidistas. Devolver la centralidad
al sistema político sería algo así como entregarlo a sus más legítimos
propietarios, los ciudadanos y no los partidos, para que aquéllos gestionen y
controlen a éstos, y no al contrario, de forma que la política vuelva a ser el
eje central (de ahí, “centralidad”) para la resolución de los problemas de la mayoría
social o de la inmensa mayoría. El próximo domingo 24 de mayo los españoles
tenemos otra oportunidad histórica para “centralizar” nuestro sistema político,
es decir, para sacudirlo y limpiarlo de polvo y caspa, quitando el poder
absoluto a los partidos que han manoseado nuestra democracia durante décadas -PP
y PSOE- y abriéndola a una más amplia participación de la ciudadanía a través
de una expresión más plural de las demandas políticas que representan Podemos y
Ciudadanos, y también, aunque ahora en menor medida, IU y UPyD.
Magnífico artículo amigo Francí.
ResponderEliminarA ver si hoy sacudimos con fuerza y limpiamos de polvo y caspa este sistema político.
El problema será la gente que ingenuamente vote Ciudadanos, pues Ciudadanos en menos que canta un gallo se venderá al mejor de los postores del partido del turno (PP-PSOE).
No obstante de aquí a las generales hemos de activar sin complejos la Unidad Popular, pues de esta situación solo salimos todos juntos siguiendo el ejemplo de Ahora Madrid.
hola Muy buen análisis y muy acertado. NO sabia que habías escrito antes de las elecciones, pensaba que lo harías después con los resultados. Pero ha salido tal cual dices.
ResponderEliminarHola No coincido para nada con lo que escribes
ResponderEliminarNo comparto el análisis que haces
ResponderEliminarMuchas gracias por el artículo.Muy bueno
ResponderEliminarEsperemos que el panorama abierto sirva para lo que dice en su artículo.
ResponderEliminarYo estoy muy descreída de todos, pero espero que sea para bien.
JAVIER ESTARAS DE ENHORABUENA Y ADEMAS ESRES SABIO PORQUE DISTE QUE PODEMOS IBA A GANAR Y ASI HA SIDO, AUNQUE NOS QUEDA LAS ELECCIONES GENERALES...
ResponderEliminar