http://www.extremaduraprogresista.com/libre/40-libre-opinion/
http://www.ecorepublicano.es/2015/05/quien-hay-detras.html
Muchos de los
que asistimos, ilusionados, al despertar del 15M, demandábamos la articulación
de aquel movimiento en un sujeto político, en un partido, que se presentara a
las elecciones o, al menos, que dialogara con partidos ya creados para que
asumieran la mayor parte de sus propuestas. Después de tres años de aparente
inacción en ese sentido, surgió a principios de 2014 el movimiento Podemos que,
inmediatamente, se constituyó en partido político, cosechando un resultado
exitoso e inesperado en las elecciones al Parlamento Europeo de ese mismo año.
A partir de ahí, se sucedieron en la vida política una serie de movimientos
que, casualmente o no, llevaron a diversos partidos e instituciones a
renovarse, introduciendo nuevos líderes y nuevas maneras de relacionarse con
los ciudadanos, de acuerdo a las nuevas demandas que éstos iban expresando, día
tras día, en redes sociales y medios de comunicación. De alguna manera, el
fenómeno Podemos surtió efecto, pues su resultado en las elecciones europeas y
su proyección de voto, encuesta tras encuesta, hacían vislumbrar la llegada de
un nuevo partido que podría romper el bipartidismo institucional, con todo lo
que eso conllevaba.
La cuestión es
que, durante un año más o menos, Podemos ha sido capaz de atraer el voto
desencantado con el bipartidismo, el voto afectado por la crisis y el voto
desafecto al sistema político que, tradicionalmente, se refugiaba en la
abstención. No era extraño que la mayoría de los que se declaraban votantes o
futuros votantes de Podemos se alinearan en torno al centro-izquierda en las
preferencias ideológicas. Lo más llamativo era, sin embargo, que Podemos
recibía también un apoyo entusiasta de cierto número de votantes de
centro-derecha, seguramente conocedores de que sólo minando la representación
de PP y PSOE en las instituciones se podría regenerar algo nuestra democracia
y, a falta de algo mejor, se mostraban en las encuestas dispuestos a votar a
Podemos. Este nuevo partido se alimentaba, mayoritariamente, de antiguos
votantes de PSOE e IU y de abstencionistas de izquierda hartos de uno y otro
partido en los años de la crisis. Lo extraño, lo paradójico, era que Podemos se
alimentara también de un cierto número de votantes desencantados con el PP, y
creo que este dato comenzó a chirriar en las mentes de algunos protagonistas de
la vida política y económica.
Surgen, así,
después de varios rechazos anteriores de Rosa Díez, las primeras conversaciones
entre UPyD y Ciudadanos para tantear una posible alianza política de cara a las
convocatorias electorales de 2015. ¿Quién promovió esa idea? ¿UPyD, Ciudadanos,
ciertos empresarios y periodistas? Parece que Ciudadanos ya había decidido su
expansión territorial fuera de Cataluña antes de iniciar las conversaciones con
UPyD, pues a ese escenario llegó con algunas fusiones de pequeños partidos
centristas y liberales en algunos territorios, lo que Rosa Díez les reprochó
después. La alianza, en principio, interesaba a ambos: a UPyD porque veía,
junto a IU, que Podemos les desplazaba; a Ciudadanos, porque la implantación de
UPyD fuera de Cataluña les beneficiaba. Sin embargo, Rosa Díez y Albert Rivera
no llegaron a un acuerdo, siendo este último quien mejor rentabilizó las
desavenencias entre ambos porque, a partir de la ruptura de las negociaciones,
la presencia mediática de Albert Rivera fue imparable, especialmente en las
televisiones generalistas.
Muchos se
preguntan qué o quién hay detrás de Ciudadanos para que, en apenas cuatro meses
desde su anuncio de expansión territorial, haya logrado una expectativa de voto
tan disparada en las encuestas como la que, más o menos, tuvo Podemos el año
pasado. La diferencia, creo yo, es que Podemos creció abruptamente en las
encuestas después de las elecciones europeas de mayo de 2014, mientras que Ciudadanos
ha crecido justo después de anunciar su expansión territorial, pues en las
europeas obtuvo un discreto resultado con dos eurodiputados electos frente a
los seis de IU, cinco de Podemos o cuatro de UPyD.
Lo que se
demuestra, una vez más, creo yo, es que sólo lo que consigue proyección
televisiva vende electoralmente en este país, como le ocurrió a Pablo Iglesias
con La Sexta y, antes, a Rosa Díez con Telemadrid. La pregunta que podemos
hacernos es ¿quién ha decidido –y por qué- proyectar en ciertas cadenas
televisivas a nuevos partidos y líderes cuando, antes, no habían prestado casi
ninguna atención a líderes y partidos minoritarios como IU o UPyD? ¿Es mérito
de esos nuevos partidos y líderes, que han sabido capitalizar el descontento y
desafecto de la mayoría social, o es mérito de las cadenas televisivas que han
dado espacio a esas nuevas voces políticas? ¿Es el auge en las redes sociales
de estos nuevos partidos lo que despierta el interés de los grandes medios o es
la frustración con PSOE y PP -y la desconfianza con IU o UPyD- lo que despierta
la inquietud de ciertos medios y periodistas por opciones políticas nuevas que
seduzcan a la ciudadanía? ¿Había entre los indignados del 15M influyentes
directivos y empresarios de medios de comunicación?
por lo que se humildemente, Podemos tiene lobos en la red, que hacen ataques y desbordan aquello a lo que se dirigen. Deben tener expertos en sus filas y colapsan las redes con mucha propaganda.
ResponderEliminarDe los demás no lo se, alguna mano influyente hay seguro. El poder se desliza allí a donde puede sacar tajada, y se van tejiendo sin que lo sepamos, relaciones de interés de todo tipo.