Ha sido la segunda mañana que nos hemos encontrado a Paulino, veterano conocido de mi madre y carnicero de más de treinta años en el barrio. Paulino es hermano de dos de las mejores amistades de mi madre. Fue casualidad trasladarnos hace treinta y dos años ya a este barrio, donde él tenía su carnicería -la sigue teniendo pero él ya está jubilado. Paulino siempre ha sido progresista, a pesar de su buena posición económica. En las dos mañanas que nos hemos encontrado con él hemos estado conversando un buen rato, como siempre, de política. Hacía tiempo que no lo veía y coincidir con él dos veces en pocos días me ha hecho reflexionar sobre estas coincidencias, que se dan de vez en cuando sin saber muy bien por qué. Paulino siempre nos tuvo aprecio. Hoy he recordado las innnumerables tardes en que compartía con él un buen rato de conversación política mientras nos atendía pacientemente en su carnicería. Paulino era muy lento atendiendo, por primoroso y buen conversador. Y siempre nos daba un poquito más de carne de la que nos cobraba. Es un buen tipo Paulino, con ese sentido del humor que a mí me gusta. Hoy nos ha dejado una frase que mi madre y yo hemos recordado varias veces en el día: "éramos un país de borregos, ahora somos un país de carneros".
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