Tras la conversación que hemos tenido
esta noche, después de tanto tiempo,
mi deseo de ti se recrudece,
más ardiente que nunca.
No bastaron los poemas escritos
a lo largo de todos estos años
ni todos los impulsos reprimidos
en tan largos silencios.
No bastaron mis miradas furtivas
en contados encuentros esporádicos
ni esos mensajes que yo encapsulaba
en palabras no dichas.
No bastaron mis pulsos cotidianos
con aquéllos y éstos para olvidarte.
Tanto amor conforme en tanto vacío.
Todo en mí tan inútil.
Al volver todo lo pulverizabas
con una cualquiera de tus sonrisas,
hermosas siempre, fingidas o reales.
Y otra vez me entregaba.
Abandonando a ti todos los días
olvidaba mi vida entre las sábanas,
en la noche, locura y desmesura
derrochada entre copas.
Luego, olvido y silencio, distancia.
No volver a verte por largo tiempo,
curar las heridas que me dejabas.
Creía conseguirlo.
No era cierto. Era tan sólo un bálsamo
para la siguiente de mis derrotas,
porque contigo sé que no escarmiento.
Estás en mi memoria.
Y regresas a ella siempre que quieres,
aunque ni tan siquiera lo imagines,
ni tan siquiera yo te lo confiese.
Por eso nos queremos.
Porque yo nunca me atreveré a amarte
ni tú tampoco lo pedirás nunca.
El deseo y el rechazo marcan lo nuestro
y ambos dos lo sabemos.
© FXM 2015
Destino reconciliado. Poemario VII
No hay comentarios:
Publicar un comentario