miércoles, 1 de septiembre de 2010

MI OPINION | ¿Prejuicios invisibles?

Fidel Castro ha asumido, décadas después, su responsabilidad en la persecución de los homosexuales en Cuba desde el inicio de la revolución comunista. Se agradece esta confesión, aunque se agradecería más si fuera acompañada, también, de algún tipo de reconocimiento al sufrimiento que padecieron tantos gays y lesbianas cubanos. Para empezar, no estaría mal una petición pública de perdón. Sin embargo, a pesar de decir en la entrevista que concede a un medio extranjero que él no tiene prejuicios contra los homosexuales, se aventura a enarbolar una teoría sobre dicha conducta sexual que deja traslucir algo parecido a lo que dice no tener. Dice Castro que “el campo no da ese subproducto”, relegando a la homosexualidad a subproducto de la sexualidad. Dice, también, que “hay mucho de ambiente y reblandecimiento en ese problema”, considerando que la homosexualidad es un problema. Y termina diciendo que “todos son parientes: el lumpencito, el vago, el elvispresliano, el pitusa”, incluyendo al homosexual en estas categorías urbanas. Vistas las comparaciones que hace, quizá no le vendría mal al compañero Fidel una charla con su sobrina Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, que tendrá una opinión algo más objetiva.

© Francí Xavier Muñoz, 2010
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado, Vol. III

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