Estos días salta a la palestra la desafección de los indignados y el 15-M con los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, resaltada por algunos en diversos medios, que no se cansan de repetir que, antes de los indignados, fueron ellos los que se opusieron a todas las medidas lesivas contra los trabajadores, antes y durante esta crisis. Algunos, además, critican al 15-M por creer que han inventado la protesta, la movilización y la resistencia, cuando esta ya estaba inventada por partidos y sindicatos de izquierda. Quienes hacen estas críticas al 15-M creo que desenfocan el objetivo, pues olvidan que este movimiento hace una crítica radical al sistema en su conjunto, que ha dejado llegar la crisis y la está resolviendo de espaldas a los intereses de la clase trabajadora. El 15-M cuestiona el sistema actual en su vertiente política y económica y, al igual que censura a los agentes económicos, censura a los sindicatos, como agentes sociales que, aquí y en Europa, no han hecho lo suficiente todavía para luchar con eficacia frente a las agresiones al colectivo que representan. Los indignados sufren las consecuencias del anquilosamiento de las estrategias sindicales, que no pasan de huelgas y manifestaciones nacionales y alguna que otra euro-manifestación. De ahí el desafecto.
© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
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