"No me representan", ha
dicho el candidato de CiU al Congreso, Duran i Lleida, refiriéndose a los
obispos españoles que, en boca de su portavoz, Martínez Camino, han rechazado
el voto a partidos nacionalistas o independentistas porque, según dicho prelado,
"hay que tutelar a la nación española evitando la manipulación de la
verdad histórica por pretensiones separatistas". ¿A qué verdad histórica
se refiere Camino, a la de la monarquía cuasi-federal hispánica de los Austrias
(con aduanas, jueces, legislación e instituciones políticas propias en Castilla,
Aragón y Navarra) o a la de la monarquía centralista española de los Borbones? Lo
que Martínez Camino llama "verdad histórica" es un concepto maleable,
habitualmente definido por quienes escriben la Historia desde el poder,
silenciando la otra Historia de quienes lo perdieron. Así, por ejemplo, se vocifera
el matrimonio de los Reyes Católicos como inicio de una España centralista, que
no fue, y se susurran los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, que desmontan
los poderes territoriales de Aragón e inician el Estado centralista de los
Borbones. Martínez Camino confunde
verdad
histórica con
verdad oficial y el
nacionalismo catalán no es manipulación de ninguna, sino digno continuador de
un sentimiento nacional histórico.
© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un
grito desesperado. Vol. III
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