http://www.nuevatribuna.es/opinion/franci-xavier-munoz/2012-04-30/impuesto-a-las-transacciones-financieras/2012043008130300819.html
Publicado en ATTAC MADRID el 17/05/2012
http://www.attacmadrid.org/?p=6839
Todavía recuerdo el artículo que Ignacio Ramonet publicó, hace más de diez años, en Le Monde Diplomatique, dando cuenta de la reivindicación que hacía un movimiento casi recién creado, Attac, y del que Ramonet se hacía no solo portavoz sino valedor: el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), un gravamen que derivaba de la tasa Tobin. En aquellos años se defendía la implantación del ITF como un impuesto destinado exclusivamente al desarrollo del Tercer Mundo. Han pasado más de diez años y todavía no se ha conseguido este objetivo.
Sin embargo, la Gran Depresión iniciada en 2008
-que llevó a algunos mandatarios como Sarkozy a reclamar una reforma del
capitalismo- comenzó a poner sobre la mesa algunas ideas para hacerle frente y,
entre ellas, recobró su actualidad el ITF. Al movimiento Attac se le sumaron
otras organizaciones, entre ellas los sindicatos mayoritarios, CC OO y UGT, y la Plataforma 2015 y más. Fueron los primeros; ahora son
más de cuatro y tienen su sitio en la web: http://www.itfya.org.
Ya hace más de diez años el ITF me pareció
una idea brillante que motivó que, a partir de entonces, siguiera los pasos a
Ramonet, Le Monde Diplomatique y
Attac; y que me sumara a la Plataforma ITF YA en cuanto se puso en marcha. Desde
aquí animo a que otros hagan lo mismo. Tanto entonces como ahora este impuesto
es necesario para construir un mundo más justo o, al menos, intentarlo. El
presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, lo reclamó en la Asamblea de la ONU , secundado entonces por
nuestro presidente Rodríguez Zapatero. Se barajaba entonces la conveniencia de
implantarlo en el entorno del G-20 e, incluso, se llegó a plantear en alguna de
sus reuniones. Se trajo también al debate en el seno de la Unión Europea y, finalmente,
volvió a ser Sarkozy quien lo rescatara en la reciente campaña electoral
francesa.
El ITF tiene lógicamente en contra a toda
la élite financiera internacional. No se podía esperar otra cosa de ese establishment, pues todo lo que les
huela a recaudación o intervención, les repele. Pero si tanto rechazo concita
en dicha élite es porque, sin duda, sería un impuesto que cumpliría los
objetivos previstos. De estos últimos se ha hablado recientemente en Madrid, en
unas mesas redondas sobre alternativas fiscales a los recortes, organizadas en la Fundación Abogados
de Atocha, con la colaboración de la Fundación 1º de Mayo, que tan impagable tarea de
información exhaustiva lleva a cabo.
En dichas mesas, Juan Laborda, profesor
experto en finanzas, se mostraba escéptico de la viabilidad del ITF si no era
implantado globalmente y, en especial, con la aquiescencia de los centros
financieros internacionales, es decir: Londres, Suiza y Nueva York. Sin
embargo, aportó una solución para la tan cacareada dificultad de recaudación y
tramitación del impuesto alegada por algunos gobiernos: el ITF debería
recaudarse al inicio de la transacción y no al final.
Daniel Vila, de Attac, incidió en la idea
de que el ITF en la actualidad, además de destinarse a la ayuda social, sería
un buen instrumento para regular las finanzas, pues sería un impuesto dotado de
trazabilidad, es decir, de rastreo circulatorio al capital. En esto se
revelaría como un instrumento de política fiscal. Daniel Vila encontró otra
ventaja al ITF pues, al requerir una recaudación global, motivaría la
construcción de un gobierno global, al menos para el sector financiero. Sin
embargo, defendió que, de no implantarse a nivel mundial, al menos debía ser
implantado a nivel europeo. Eso sí, reconoció que el ITF no puede caminar en
solitario, sino que debe ir acompañado del cierre de los paraísos fiscales.
Antonio Gutiérrez, exsecretario general de
CC OO, reconoció que el ITF suponía un claro conflicto de intereses y, por
tanto, su implementación solo podía venir de la mano de la voluntad política. También
reconoció que, aunque el ITF fuera un vector necesario, se hacían también
urgentes políticas complementarias a dicho impuesto. Alberto Garzón, diputado
de IU, apreció en el ITF no solo un ánimo recaudatorio sino también un ánimo
que desincentiva la especulación financiera. Y reconoció que el ITF es una toma
de partido clara y diáfana a favor de la mayoría de la población.
Finalmente, Ricardo G. Zaldívar, de la Plataforma ITF YA, descubrió que ya un 61% de los
europeos está a favor de este impuesto y que, quizá por ello, está en marcha un
proyecto de directiva comunitaria que estudia la implantación de éste o de un
impuesto parecido. Coincidió también en reconocer al ITF como instrumento
eficaz para el control de las finanzas y la circulación de capitales. Sin
embargo, cerró su intervención con un aviso sobre el peligro que se cierne
sobre el ITF si, al final, las élites financieras convencen o presionan a los
gobiernos para que ese impuesto se destine a seguir rescatando a entidades
bancarias en peligro.
Hay que reconocerle a García Zaldívar la
oportunidad de ese planteamiento, pues la banca internacional y sus oligarquías
propietarias han demostrado que tienen a los gobiernos de su lado o bajo su
zapato y, por tanto, pudiera ocurrir que lo que se ha convertido en una bandera
de la justicia social y económica termine por nutrir fondos para la propia
banca. De este peligro no estamos exentos, tras comprobar que la banca ha
apostado claramente por el negocio de la deuda pública y que los gobiernos lo
están permitiendo. Solo así se explica que el Banco Central Europeo preste
dinero a los bancos al 1% para que éstos, a su vez, se lo presten a los Estados
al 5, 6 o 7%. La banca no está más que asegurándose otro negocio para unos
cuantos años o unas cuantas décadas. La pregunta es siempre la misma: ¿por qué,
sabiéndolo, lo consienten los gobiernos? ¿Son éstos también cómplices o
colaboradores necesarios de los mercados? ¿O es que, individualmente
considerados sus ministros y parlamentarios, son ellos también mercados y, por
tanto, no hacen sino anteponer sus intereses particulares como accionistas e
inversores a los intereses generales que representan como mandatarios públicos?
© Francí Xavier Muñoz, 2012
© Francí Xavier Muñoz, 2012
Cuitas e ideas de un soñador
desvelado. Vol. II
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