La Junta de Extremadura ha prohibido por decreto los festejos taurinos similares a los correbous, para erradicar en el futuro cualquier atisbo de maltrato, pues estos festejos ya prácticamente no existen en la comunidad extremeña. Además, el mismo decreto prohíbe los juegos taurinos que impliquen riesgos para la integridad del animal. Paradójicamente, se mantienen las corridas de toros, como si en ellas no hubiera atisbo de maltrato ni riesgos para la integridad del animal. El presidente extremeño, Fernández Vara, para justificar semejante contradicción, argumenta el interés económico de las corridas y su preferencia porque sea una legislación estatal la que, en todo caso, prohíba las mismas. Lo peor no es esta capacidad de algunos dirigentes del PSOE de defender lo mismo y su contrario sin perder la compostura, sino la crítica que ha hecho el presidente extremeño de la decisión del Parlament de Catalunya de tener un discurso para las corridas y otro para los festejos, justo el mismo discurso que él mantiene con el decreto que ha aprobado. Por desgracia, el presidente extremeño, y con él su partido, caen en la misma hipocresía electoralista que CiU y ERC, alimentando la sospecha de que, tras estas medidas, se oculta un debate identitario entre autonomías.
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
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