Primero fue la carta de algunos insignes empresarios al Rey. Después, la audiencia del Rey con la vicepresidenta Salgado. Finalmente, la reunión del sanedrín gubernamental con 37 grandes empresarios del país. Ya se puede afirmar que el Gobierno no se esconde ni los mercados tampoco, pues estos 37 grandes empresarios representan a firmas que cotizan en las bolsas. Un paso más en la gobernanza económica versus la gobernanza política. Si a alguien le quedaba alguna duda, la foto de esa gran mesa en el Palacio de la Moncloa se la habrá despejado. De la reunión emerge un nuevo ente institucional, mitad político, mitad empresarial: la Comisión de Competitividad. Ya está incorporada a la acción de gobierno la doctrina de los mercados, que no pasan por las urnas. Esa falsa competitividad -que se asienta en desigualdades salariales, laborales y sociales de diversas áreas económicas- será la brújula que guiará las políticas públicas de aquí en adelante, en el afán de competir –en desigualdad de condiciones- con los mercados asiáticos y emergentes. No fueron invitados a la cumbre los representantes electos de empresarios y trabajadores, gesto que indica la posición que piensa mantener el Gobierno en el diálogo social, relegándolo a un mero intercambio de impresiones.
© Francí Xavier Muñoz, 2010
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
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