Cierto es que la actitud de los controladores aéreos no ha sido la adecuada pues, ante el decretazo del 3 de diciembre, podían haber convocado una huelga, al mismo tiempo que demandaban ante la Audiencia Nacional. Pero cierto es, también, que el calificativo de “insensato” que el vicepresidente Rubalcaba cuelga a los controladores, puede atribuirlo igualmente al Gobierno, pues insensata ha sido la decisión de promulgar un decreto así en vísperas del puente más largo del año. Casi nadie pone en cuestión el aumento de la jornada laboral anual de los controladores, que les resta horas extraordinarias. Pero no computar horas sindicales o bajas médicas como tiempo efectivo de trabajo supone un agravio comparativo con respecto al resto de trabajadores. Y militarizar su trabajo supone una restricción a sus futuros derechos sindicales. Por otro lado, el colectivo de controladores tiene limitada su negociación colectiva, pues sus condiciones laborales las decreta últimamente el Gobierno, pero su gestión está en manos de una empresa todavía pública, AENA, que se desentiende de negociar. ¿Es este estado de alarma el primer ejemplo de la amenaza que el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, hizo a la Confederación Europea de Sindicatos para que limitaran sus protestas en Europa?
© Francí Xavier Muñoz, 2010
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
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