sábado, 18 de diciembre de 2010

MI OPINIÓN | A palabras necias, oídos sordos

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Lo mínimo que los grupos parlamentarios deberían exigir es que sus miembros estuvieran a la altura, al menos, de lo que se está debatiendo, y recriminar a aquellos diputados que, como se dice popularmente, se van por los cerros de Úbeda. En el debate sobre la futura incompatibilidad del sueldo de diputado autonómico con el sueldo de senador, celebrado en las Cortes de Castilla-La Mancha, el diputado popular Leandro Esteban, quizá para remarcar el abandono masivo de su grupo del hemiciclo, espetó una pregunta de esas que quedan para las antologías de las pataletas: "¿por qué no renuncia el presidente José María Barreda a su sueldo, si en su casa ya entra el que cobra su mujer como diputada del Congreso?". Una comparación absurda, como se ve, con respecto al acopio de sueldos de Dolores de Cospedal como senadora y diputada autonómica castellano-manchega. Se debate sobre la acumulación de sueldos en una sola persona y Esteban rebate con la acumulación de sueldos de la unidad familiar. Si tan coherente le parecía la comparación, Esteban podía haberle hecho esa misma pregunta a su jefa de filas: "¿por qué no renuncia a sus dos sueldos, señora de Cospedal, si en su casa ya entra el que cobra su marido?". Ya lo dice el refrán: a palabras necias...

© Francí Xavier Muñoz, 2010
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III

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