Tus ojos escondidos
revelaron mi deseo de ti.
Mi cuerpo tenso, ceñido a la ropa,
ansiaba despedir la ausencia sonora
de un te quiero cierto en tu boca nocturna.
Me aferré a tu noche
como un cóndor ansía vuelo sin fin.
Andando las horas
fui buscando tu boca, cerrada
al contacto de nuestros labios callados
en la esperada inmersión de nuestros deseos
al fondo del mar,
que no era la puesta de sol
que descubrimos en aquella alborada.
© Francí Xavier Muñoz, 1991
La estancia del mate. Poemario
I
No hay comentarios:
Publicar un comentario