miércoles, 27 de abril de 2011

MI OPINION | Otra vez el voto útil

Si, como dice alguna encuesta reciente, la remontada del PSOE, con Rubalcaba o Chacón al frente para 2012, llega al extremo de ganar por la mínima al PP o, al menos, de empatar técnicamente, las dudas para el votante de izquierdas desengañado con el Gobierno actual no se hacen esperar. La injusta desproporción que las elecciones legislativas imprimen a los partidos minoritarios, por el efecto combinado de las circunscripciones provinciales y la ley D’Hont, frente a la menor desproporción de las elecciones municipales y autonómicas, donde sólo opera esta última ley, hacen que un empate técnico en las legislativas se traduzca en una diferencia mínima de escaños a favor del PSOE o del PP. Y esta situación, en un país como España, con menor recorrido democrático que sus vecinos europeos, abriría la puerta a una posible investidura del candidato presidencial cuyo partido hubiera quedado en segundo lugar, si contara con el apoyo parlamentario de otros grupos nacionalistas y/o minoritarios. ¿Se atrevería el segundo partido en escaños a presentar a su candidato? Este sería un escenario novedoso en nuestra reciente democracia. El PSOE, si fuera el partido ganador, lo aceptaría con cintura democrática. ¿Qué haría el PP, por el contrario, como partido ganador, si fuera el PSOE quien se atreviera a disputar la investidura presidencial? Su sector más radical levantaría tal escándalo que, sólo de pensarlo, al PSOE se le quitarían las ganas de intentarlo, pasando a los partidos nacionalistas de centro derecha la patata caliente de apoyar o rechazar al candidato del PP. Si éste no alcanzara la investidura por mayoría simple en segunda vuelta, el PSOE estaría legitimado a presentar a su candidato, pero en ese supuesto las iras de la derecha extrema se volcarían contra los partidos nacionalistas que, con su voto negativo, habrían facilitado esta segunda opción. Y el ambiente político y mediático se tornaría igualmente irrespirable. Así que, por el condicionamiento del voto al que nos somete la actual Ley de Régimen Electoral, la tesitura de un empate técnico entre PSOE y PP en las legislativas de 2012, traducido luego en escaños parlamentarios, tiene mucha más enjundia de la que algunos suponen, pues frente a un PP escorado a la derecha radical, el votante de izquierdas, aun decepcionado con el Gobierno del PSOE, se lo pensará muy mucho antes de elegir la papeleta que deposite en la urna, como ocurrió en 2008. Y, una vez más, en este régimen electoral injusto, el votante de izquierdas tendrá que elegir entre sus ideales concretos y sus intereses genéricos, pues los extremos asustan.


© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III

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