Ante el desinterés que suscitó la celebración del Primero de Mayo, los líderes sindicales encontraron todo tipo de argumentos, excepto aquel que les hacía merecedores de la desconfianza de los trabajadores por cómo habían gestionado las protestas contra las políticas de ajuste implantadas por los gobiernos de la Unión Europea. Contra lo que piensan sus representantes, los trabajadores europeos han visto cómo las centrales sindicales mayoritarias se han limitado a manifestarse y a hacer declaraciones y huelgas nacionales, un día en un país, otro día en otro, sin ningún resultado efectivo. Los trabajadores europeos han visto cómo los mercados han luchado todos a una por sus intereses, han visto cómo los gobiernos comunitarios de la Unión han forzado todos a una sus decálogos de ajuste duro pero, por el contrario, han visto cómo los sindicatos mayoritarios no han respondido todos a una con el instrumento más efectivo para echar el pulso a esos gobiernos y mercados: la unión de todos los trabajadores europeos en una huelga general que respondiera con la misma intensidad a la agresión conjunta ejercida contra ellos. Puede que los trabajadores percibieran que esa estrategia sindical limitada fuera una parte de los ajustes y, de ahí, que se quedaran en casa.
© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
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