Una vez más, los españoles
acudimos a las urnas con una presión ajena y extraña en el cogote, esta vez a
cuenta de los mercados y su ataque a la deuda pública española, lo que ha
llevado la prima de riesgo a sus cotas más altas desde el estallido de la crisis
europea. Como no podía ser de otra manera, el candidato presidencial del PP,
Mariano Rajoy, utilizó indecentemente este argumento como último cartucho
acusador en el cierre de su campaña en Madrid. Ahora bien, ante esta casualidad
de última hora, hay que detenerse a reflexionar, y caben dos alternativas. Una,
que los mercados, influenciados quizá por la recientísima opinión de algunos
diarios económicos internacionales, no se fían del PP y su candidato para
enderezar la situación y, por tanto, estarían lanzando un aviso considerable a
los navegantes de ese barco que iza la bandera del simple recambio de gobierno
para solucionar los males de nuestra economía. Y otra, cabe también pensar si
este ataque especulativo de última hora no es más que un complot coordinado de
los grandes inversores en deuda pública para socavar la libre voluntad de los
electores españoles y, sobre todo, para frenar, con el miedo en el cuerpo, una
posible remontada del candidato del PSOE, Pérez Rubalcaba. Cabe la reflexión.
© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III
Yo lo veo muy claro: un repunte de la prima de riesgo a tres días de las elecciones, sin venir a cuento por no haber habido movimientos económicos considerables (salvo venta de deuda de España, qué casualidad) y tras haber pasado los nubarrones políticos en Italia y Grecia... Blanco y en botella. Bueno, mejor dicho: "Blanco" no, pero en "Botella" sí.
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