jueves, 18 de octubre de 2012

MI REFLEXIÓN | Por la huelga general en el sur de Europa

Publicado en:  Nueva Tribuna , Revista San Borondón , Iniciativa Socialista , C. La Izquierda


    “Primero, rescataron a los griegos. Como no éramos griegos, no hicimos nada. Después, rescataron a los irlandeses. Como no éramos irlandeses, no hicimos nada. Luego, rescataron a los portugueses. Como no éramos portugueses, no hicimos nada. Más tarde, rescataron a los españoles. Como no éramos españoles, no hicimos nada. Finalmente, nos rescataron a nosotros, los italianos. Sin embargo,, ahora ya es tarde. Roma, 2013”.

    Portugal irá a la huelga general el próximo 14 de noviembre por las medidas que está aprobando su Gobierno, que suponen más recortes de los ya aplicados, sin que estos últimos hayan iniciado el camino de la recuperación para el país. Antes al contrario, han profundizado la recesión. Esta convocatoria de huelga general en el país vecino parece haber animado, por fin, a nuestros sindicatos mayoritarios (CC OO y UGT) a convocar también una huelga general para esa fecha, 14N, así como en Grecia e Italia. Razones ha habido suficientes a lo largo de estos últimos cuatro años de crisis pero, ahora, se dan circunstancias concretas coincidentes que permiten la unificación de todas las huelgas generales nacionales en una sola en el sur de Europa, una huelga general cuasi-comunitaria. En España, el Gobierno ha presentado los Presupuestos Generales para 2013, que son los más restrictivos desde la reinstauración de la democracia. Y en Grecia se está negociando con la troika un nuevo paquete de recortes, que ha tenido que recibir la bendición o la enmienda de la canciller alemana y jefa de gobierno fáctica de la Unión Europea, Angela Merkel.

    Pocas veces se repetirá una situación tan coincidente en el sur de Europa: la presentación de presupuestos o paquetes de recortes por gobiernos de centro-derecha, al dictado del Gobierno alemán y de la troika financiera comunitaria. Los sindicatos mayoritarios del sur de Europa no tienen esta vez excusas para fragmentar sus huelgas generales. Si lo hacen, después de tantas voces que llevan cuatro años demandando la unificación de dichas huelgas –voces entre las que incluyo la mía-, dichos sindicatos habrán asestado un golpe casi mortal a los trabajadores por ellos representados, lo que redundará en una desafección y desmotivación sindical difícil de recuperar en los próximos años. Hay incluso quien piensa que se busca dicha situación por parte de los sindicatos mayoritarios, aunque yo no me apunto a esta tesis, de momento. Sin embargo, sí habría que preguntarse por qué los gobiernos siguen sin ceder en sus políticas de ajuste duro y recortes al Estado del bienestar, a pesar de las movilizaciones de los trabajadores europeos durante los últimos cuatro años de crisis.

        En mi opinión, porque la respuesta que las organizaciones sindicales están dando a la gestión neoliberal de esta crisis sigue anclada en luchas nacionales, sin que haya una estrategia decidida por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) para plantarles cara a los gobiernos y a las grandes corporaciones que los están manejando. La crisis es global, la estrategia del poder financiero es global, la respuesta de los gobiernos europeos es global y, sin embargo, la acción sindical sigue siendo nacional, tímidamente europea solo a la hora de leer declaraciones, entrevistarse con mandatarios o manifestarse en las calles. Atrás han quedado un buen número de huelgas parciales y generales en Grecia, Francia, Portugal, Italia y España que de nada han servido. Los sindicatos mayoritarios europeos siguen pidiendo esfuerzos a los trabajadores y a los afiliados, pero éstos siguen sin ver los frutos de una estrategia que parece no llevar a ninguna parte. Y cuando se les pregunta directamente por qué no convocan una huelga general europea responden que es muy lenta la toma de decisiones a nivel supranacional y muy difícil poner de acuerdo a sindicatos de varios países. Parece que la crisis no solo despierta egoísmos nacionales en los gobiernos sino también en los sindicatos.

    Y así, llevan cuatro años perdidos. Desaprovecharon la primera ocasión cuando los gobiernos comunitarios salieron en tromba a rescatar a sus entidades financieras, allá por el 2009. Luego, han tenido más ocasiones, todas desperdiciadas. Ni siquiera la constatación de la existencia del área GIPSI (antes PIIGS) en los ámbitos financieros europeos ha movido a la CES a declarar una estrategia conjunta de acción sindical contundente en esa área, que comprende a Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia. Ni siquiera el acróstico inglés empleado, que antes nos llamaba “cerdos” y ahora nos llama “gitanos”, ha conseguido unificar la conciencia y resistencia sindical en esos países.

    Caben dos explicaciones, aunque las dos desesperantes. Una sería aquella que explica la parcelación estatal de las luchas sindicales por ese egoísmo nacional que la crisis y su gestión ha incentivado. Otra sería que los sindicatos mayoritarios estarían esperando a una mayor federalización de la política económica y fiscal comunitaria, con transferencia de soberanía y órganos ejecutivos con mando en plaza en todas las economías que suscribieran dicha convergencia, lo que se ha dado en llamar la “gobernanza europea”. En este caso, la CES tendría más capacidad de acción unitaria. Pero mientras tanto, los gobiernos de los países GIPSI van reduciendo el Estado del bienestar y cientos de miles de trabajadores ven reducidos su poder adquisitivo, su seguridad laboral y sus prestaciones asistenciales, en una estrategia calculada para incentivar en ellos el miedo a la protesta, dejando caer los gobiernos siempre el mismo mensaje de que “podemos llegar a estar peor de lo que estamos si no hacemos lo que tenemos que hacer”.

    Y yo me pregunto… cuando las grandes corporaciones del poder económico y financiero luchan a brazo partido por sus intereses; cuando los gobiernos y parlamentos anteponen los intereses de esas corporaciones a los derechos de los ciudadanos; cuando los sindicatos mayoritarios europeos renuncian a enseñar el músculo unitario que podrían desplegar… ¿qué nos queda a los trabajadores para enfrentarnos a esta estrategia de achinizar Europa? Los movimientos sociales y políticos en red son una de esas alternativas. Los sindicatos mayoritarios deben entender que la huelga europea, o al menos, la huelga en el sur de Europa, debería ser otra. De ellos depende dar la última batalla organizada por el Estado del bienestar. Si no la dan ahora que España, Grecia y Portugal se enfrentan al anuncio casi unívoco de más recortes presupuestarios, habrán contribuido con su inacción a la regresión irremisible de la Europa social que hemos conocido hasta ahora.

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