En la brisa madrugadora de aquella tarde,
de aquella noche helada,
descubrí mi inocencia, coronada de estrellas,
inquietas, deslumbrantes.
Había aprendido a esperar,
con el paso del tiempo,
los silencios que ahogaban mi mirada.
Emprendí, con la maleta llena de ilusiones,
un último viaje a lo inalcanzable.
© FRANCÍ XAVIER MUÑOZ, 1989
La estancia del mate. Poemario I
Sólo hay un último viaje..... y ese tampoco sabemos si es el último
ResponderEliminar¡Que bonito!
ResponderEliminarUn viaje a lo esencial, a lo desconocido...
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