sábado, 12 de agosto de 2017

mi sensación | últimos días en el desierto

Con la fotografía impecable de Emmanuel Lubezki, que hace del desierto incluso un lugar atractivo para vivir, el director Rodrigo García nos plantea una interesante reflexión sobre lo que pudo vivir Jesús de Nazaret cuando se retiró cuarenta días a rezar al desierto, lo que inició su predicación pública. Ese episodio de la vida del Nazareno se muestra en el Nuevo Testamento como el hecho decisivo, previo y necesario, a la asunción del destino que Dios le habría revelado y que Jesús asume, no sin dudas y vacilaciones, suponemos. 


De eso trata esta película, precisamente. Vemos al "hombre santo" -así definido por otro de los protagonistas del film- adentrarse en el desierto, buscando un sitio donde rezar, meditar y tomar decisiones. Y allí se enfrentará al ayuno, a las visiones y a las tentaciones que el diablo, encarnado en su mismo doble, le propondrá para ponerlo a prueba. Inquietante mensaje el que lanza Rodrigo García al hacer que Ewan McGregor interprete a los dos personajes al mismo tiempo: ¿no es el mal la otra cara del bien, no es el diablo nuestro propio yo perverso y rebelde? McGregor resuelve sin tensiones y con convicción uno de los papeles más interesantes de su carrera cinematográfica. En el desierto, Jesús de Nazaret se encontrará a una familia compuesta por padre, madre e hijo, cuyo destino cambiará precisamente por quedarse con ellos un tiempo. Ahí se plantean,creo yo, los dos temas principales de la película: la rebelión contra el padre y la aceptación o rebeldía frente a nuestro propio destino, que a veces se modifica de forma aleatoria e imprevista y, otras veces, de forma intencionada. ¿Era consciente Jesús que al rebelarse el chico contra su padre desencadenaría un escenario imprevisto que cambiaría el destino de todos los miembros de la familia? ¿Le sirvió esa experiencia para no rebelarse él contra el Padre y aceptar su destino? Hay varias escenas y frases que motivan una seria reflexión sobre el destino y la intervención divina en él, aunque no es necesario ser creyente para disfrutar de esta película que, ante todo, nos plantea la duda sempiterna sobre la existencia de Dios y su forma peculiar de hablar a través de nuestra conciencia. © FXM

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