No
quise que volvieras
y
aquí te presentaste,
otra
vez y de nuevo
para
vadearme la existencia,
sin
aviso y abandonando
mis
querencias y obligaciones.
Has
logrado tumbarme una vez más,
aprovechando
la distancia
que
los gritos interpusieron
al
amor rutinario y solo.
Retomaste
el indomable maltrato
que
tu imagen deseable
siempre
impuso a mi mente débil,
y
caí de rodillas
aquella
mañana de mayo.
Sin
embargo, en la noche
vi
que había un resquicio
por
donde nunca entrabas
y
entendí que era el único
por
donde yo podría
salvarme.
Y
aquí me tienes,
dispuesto
a enfrentarme contigo,
después
de tantos años,
con
las únicas armas
de
mi poesía.
© FRANCÍ
XAVIER MUÑOZ, 2013
Buscando formas. Poemario VI
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