lunes, 22 de agosto de 2011

MI OPINION | Miedo al futuro

Parece que el papa Benedicto XVI se haya marcado el objetivo de devolver a su Iglesia el esplendor medieval que disfrutó gracias a la imposición absoluta de sus preceptos, al control del poder temporal de los monarcas europeos y a la exclusión de otras iglesias cristianas y de otras religiones. El Vaticano imponía entonces su poder defendiendo a su Iglesia con mano de hierro, siempre luchando contra supuestos enemigos, siempre buscando chivos expiatorios para justificar su totalitarismo. En esta actitud se revelaba el temor del Vaticano a las debilidades de su Iglesia y el miedo a dejar flancos abiertos que cuestionaran sus convicciones universales. De ahí la violencia engendrada por las Cruzadas y la Inquisición, institución esta última de la que Benedicto XVI ha sido gestor edulcorado a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y así sigue el Vaticano, sustentando su influencia y poder en la construcción de enemigos permanentes. Reveladora ha sido su advertencia a los jóvenes en Cuatro Vientos: "No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad". En un tiempo en el que las voluntades se ganan por convicción y no por imposición, es lógico que el Vaticano se sienta más débil que nunca. De ahí la necesidad de recurrir a grandes eventos.

© Francí Xavier Muñoz, 2011
A diestra y siniestra
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. III

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