No hay más
ciego que el que no quiere ver ni más sordo que el que no quiere oír. Esta es
la actitud triunfal e irrisoria que han escogido el Gobierno central y el PP
para taparse los ojos y los oídos al mandato que ha salido de las urnas en las
elecciones autonómicas catalanas. Por primera vez desde la reinstauración de la
democracia en España, los catalanes acudían a unas elecciones con unos claros
programas electorales sobre la mesa en los que se defendía el derecho a decidir
del pueblo catalán y en los que se emplazaba a celebrar un plebiscito sobre la
secesión de Cataluña en los próximos cuatros años de legislatura autonómica. Y
resulta que el pueblo catalán ha dicho que sí a ambas cosas por una rotunda
mayoría de dos tercios, los parlamentarios que suman los partidos que llevaban
esas propuestas en sus programas electorales, es decir, CiU, ERC, ICV y CUP. En
nuestra democracia representativa, la mayoría de dos tercios es la mayoría más
cualificada de consenso -la última antes de la unanimidad- que se escoge para
la votación de las grandes decisiones que requieren de la mayor aquiescencia
posible. Sin embargo, el PP, experto en malversar las reglas del juego
democrático y en incumplir programas, hace caso omiso del contundente mandato
electoral. Poco durará la función.
© Francí Xavier Muñoz, 2012
A babor y a estribor
Cartas al Director y un grito desesperado. Vol. IV
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