lunes, 16 de enero de 2017

mi sensación | todas las mañanas del mundo

Por fin he podido ver esta película, veinticinco años después de su estreno. Para amantes de la música clásica, especialmente de la barroca, es interesante presenciar la locura creativa de un genio que, además, se complica con la locura que le provoca el fallecimiento prematuro de su esposa. Locura controlada, no excéntrica ni demencial pero, al fin y al cabo, locura, de ésa que recluye al individuo en su mundo particular, del que sólo asoma de vez en cuando para relacionarse con los demás, obligado por las contingencias de la vida. A pesar de la calidad de la producción, multipremiada por la Academia Francesa, la película es demasiado lenta, los personajes apenas evolucionan, salvo el protagonista, y el director se recrea en los tiempos largos de la acción, acompañados adecuadamente por una banda sonora en la que predominan los adagios de compositores franceses, que no son precisamente mis músicos favoritos del barroco. Aunque no me arrepiento de no haberla visto en el cine, me abre el apetito, eso sí, para volver a ver "Amadeus" y "Farinelli". © FXM


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