Una de las mejores películas que he visto sobre el despertar adolescente de la homosexualidad pero, además, una de las mejores películas que he visto sobre el drama de la inmigración, y todo, encuadrado en la difícil armonía entre la amistad grupal y la amistad personal que, a veces, no se complementan e, inlcluso, se rechazan. Una obra de arte, delicada, sensual, tierna y a la vez dramática, que me recuerda los años adolescentes en los que yo tuve que silenciar aquellos primeros deseos eróticos insatisfechos y aquel primer amor inconfensable pues, a diferencia de mis amigos del instituto de secundaria, que presumían de sus chicas, yo no podía desvelar el nombre del chico que desvelaba mis sueños. Me he visto tan reflejado en algunas de las escenas que la memoria de aquel primer amor de adolescencia se ha hecho nítida y próxima, como si el tiempo, justo treinta años, no hubiera pasado. Aunque a veces parece echarse en falta alguna escena más erótica, al final uno comprende que no era de sexo de lo que quería hablar la película sino de atracción, de enamoramiento, de confusión y, sobre todo, de valor y coraje. Ésta es, sin duda, una película que merece comprarse y atesorar en una selecta deuveteca, pues es de esas películas que difícilmente se olvidan y que, de vez en cuando, apetece volver a ver.
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miércoles, 29 de marzo de 2017
mi sensación | a escondidas
Una de las mejores películas que he visto sobre el despertar adolescente de la homosexualidad pero, además, una de las mejores películas que he visto sobre el drama de la inmigración, y todo, encuadrado en la difícil armonía entre la amistad grupal y la amistad personal que, a veces, no se complementan e, inlcluso, se rechazan. Una obra de arte, delicada, sensual, tierna y a la vez dramática, que me recuerda los años adolescentes en los que yo tuve que silenciar aquellos primeros deseos eróticos insatisfechos y aquel primer amor inconfensable pues, a diferencia de mis amigos del instituto de secundaria, que presumían de sus chicas, yo no podía desvelar el nombre del chico que desvelaba mis sueños. Me he visto tan reflejado en algunas de las escenas que la memoria de aquel primer amor de adolescencia se ha hecho nítida y próxima, como si el tiempo, justo treinta años, no hubiera pasado. Aunque a veces parece echarse en falta alguna escena más erótica, al final uno comprende que no era de sexo de lo que quería hablar la película sino de atracción, de enamoramiento, de confusión y, sobre todo, de valor y coraje. Ésta es, sin duda, una película que merece comprarse y atesorar en una selecta deuveteca, pues es de esas películas que difícilmente se olvidan y que, de vez en cuando, apetece volver a ver.
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