No
puedo dejar de quererlo.
Cada
vez que pienso en ello mis ojos se inundan.
Haga
frío o calor él está allí,
conmigo,
haciéndome compañía.
No
importa si estamos tranquilos o discutiendo,
todo
cabe ya en nosotros, hasta la ruptura.
Supe
hace tiempo que era el elegido,
aunque
no fuera mi modelo.
Yo
tampoco era el suyo.
Pero
todo fue sucediendo.
Su
soledad, la mía,
esos
destinos acompañados se cruzaban
y
hacían de nuestros fracasos una familia.
Hoy
seguimos juntos a pesar de las tristezas
y
de los alborozos,
a
pesar de los enfados y de los encuentros.
No
son lugares comunes ni palabras dichas,
son
realidades pisoteadas,
sobrevividas
a lo largo de catorce años,
que
comenzaron aquel diecinueve de octubre
de
dos mil cuatro.
Ya
sé que pase lo que pase,
no
hay ruta que confunda la mía junto a él.
©
FRANCÍ XAVIER MUÑOZ, 2018
Destino reconciliado.
Poemario VII
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